viernes, 29 de junio de 2007

El bosque encantado

Sin duda, el lugar más adecuado para situar una historia de fantasía o un cuento de terror es junto a un bosque encantado. ¿Qué es un bosque encantado? Simple, un bosque grande, de preferencia tupido, oscuro y poco frecuentado, que la gente no se atreve a explorar. ¿Por qué? Quizás por nuestro miedo a lo desconocido, nuestro terror a la naturaleza, nuestros instintos de cazador-recolector primitivo que nos tiene siempre en alerta contra los "animales salvajes" que pueden acabar con nosotros.
O quizás porque esos bosques viejos, oscuros, tupidos e intocados por el ser humano realmente albergan seres mágicos con los que nos hemos olvidado de conversar.
Es algo muy curioso lo que ocurre con los bosques acá en Sudamérica y lo que pasa en Europa. En uno de mis viajes, en que estuve paseando por el norte de Italia, me tocó visitar a una familia muy pudiente de Monza (al norte de Milán). Después de almorzar y tomar el café, la dueña de casa nos invitó a salir a dar un paseo por el "bosque abandonado". Intrigado, le pregunté a mi anfitriona qué era eso del "bosque abandonado". Los italianos se rieron de mi ignorancia, me preguntaron que cómo no sabía lo que era un bosque abandonado o si en mi país no había bosques. Finalmente me lo explicaron: un bosque abandonado es un bosque que nadie poda, que nadie pinta y al que nadie le barre las hojas.
Entonces entendí que esos brutos de los europeos habían acabado con sus bosques hace ya muchos siglos y lo único que les queda son parques y bosques artificiales. Es por eso que se vuelven locos cuando vienen a Sudamérica: son abofeteados por la naturaleza, por estos "bosques abandonados" que nadie toca (bueno, poco se tocan en relación a los bosques europeos). Porque nosotros todavía tenemos la suerte de contar con bosques encantados, bosques viejos y tupidos donde puede sentirse la presencia de seres mucho más antiguos y sabios que nosotros.
¿Has viajado alguna vez a los bosques de la Patagonia chilena? ¿Te has sentado entre los árboles, junto a un arroyo o una pequeña cascada rodeada de verdor? Yo lo he hecho unas cuantas veces y siempre me maravillo de la energía que irradian esos lugares, como si miles de voces silenciosas me hablaran desde tiempos inmemoriales y me contaran mil historias que el bosque ha presenciado. Es muy bello, y a la vez aterrador. Saberse solo, pero sentirse acompañado por seres invisibles. Quizás es esto lo que atemorizaba a nuestros antepasados... y que todavía nos atemoriza a nosotros de los bosques espesos.

No hay comentarios: