Un bosque viejo y sano tiene muchas dríadas de bella apariencia y gran salud, que se encargan de cuidar el bosque y mantenerse en equilibrio con sus distintos habitantes. Un bosque dañado por los hombres o la contaminación tiene dríadas enfermizas, huesudas o con la piel pustulenta. Esos bosques son incapaces de brindar un hogar decente a sus habitantes, que deben huir a otro bosque o perecer lentamente.
Quizás el hombre de hoy viviría mucho más feliz y en armonía con su entorno si se dedicara a escuchar la música del bosque y creyera en las dríadas que habitan los árboles. ¡Ah! Casi se me olvidaba: ¿saben que los árboles de ciudad tienen dríadas estresadas, delgadas, nerviosas y enfermizas?
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